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Closer-Kings of leon

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martes, 11 de enero de 2011

starting Dawn -Primera Caceria 1

pov bella


Fue una experiencia sorprendentemente sensual ver a Edward cazando. Sus saltos relajados fueron como el arrastrar sinuoso de una serpiente; sus manos estaban tan seguras, tan fuertes, tan completamente inevitables; sus labios eran perfectos cuando se separaron dejando ver sus relucientes dientes. Era glorioso. Sentí una repentina sacudida de orgullo y deseo.



Él era mío. Nada podía separarnos ahora. Era demasiado fuerte como para ser separada de su lado.



Lo hizo muy rápido. Se volteó y me miró curiosamente mientras exploraba mi expresión.



“¿Ya no tienes sed?” preguntó.

Encogí los hombros. “Me distrajiste. Eres mucho mejor que yo.”

“Siglos de práctica.” Sonrió. Sus ojos eran desconcertantemente dulces con una sombra de oro miel.

“Sólo uno,” lo corregí.

Edward se rió. “¿Terminaste por ahora? ¿O quieres continuar?”

“Ya terminé, creo.” Me sentí llena. No estaba segura de cuánto líquido podría entrar en mi cuerpo. Pero el ardor de mi garganta ya estaba algo calmado. Y luego, de nuevo, yo sabía que la sed era sólo una inevitable parte de esta vida.



Pero valía la pena.



Me sentí controlada. Quizá mi sentido de la seguridad era falso, pero me sentí muy bien por no haber matado a nadie hoy. Si tan solo pudiera resistirme totalmente a los humanos, ¿sería capaz de soportar el olor del hombre lobo y a al pequeño medio-vampiro que amaba?



“Quiero ver a J.E,” dije. Ahora que mi sed estaba saciada (casi totalmente), mis primeras preocupaciones fueron difíciles de olvidar. Quería comparar al que era mi hijo con la criatura que amaba hace tres días. Era raro, se sentía bastante mal no tenerlo adentro de mí. Abruptamente, me sentí vacía e inquieta.



Edward estiró su mano hacia mí. La tomé, y sentí su piel más caliente que antes, su mejilla estaba débilmente sonrojada, las sombras bajo sus ojos se habían borrado.



Era incapaz de acariciar su rostro otra vez. Y otra vez.



Olvidé a medias que esperaba una respuesta a mi petición mientras miraba fijamente a sus dorados ojos.



Fue casi tan difícil como había sido huir del olor de la sangre humana, pero de alguna manera tuve la necesidad en mi cabeza de ser cuidadosa, cuando estiré en la punta de mis dedos y enrosqué mis brazos a su alrededor. Gentilmente.



Él no vacilaba en sus movimientos; sus brazos rodearon mi cintura y me estrechó contra su cuerpo. Sus labios aplastaron los míos, pero se sintieron suaves. Mis labios ya no se amoldaron a los suyos; ahora ya tenían su propio lugar.



Como antes, fue como su el toque de su piel, de sus labios, de sus manos, penetraban directamente a través de mi lisa, y dura piel hasta mis nuevos huesos. Directamente al centro de mi cuerpo. No podía imaginar amarlo más de lo que lo hacía ahora.



Mi antigua mente no hubiera sido capaz de aguantar tanto de su amor. Mi antiguo corazón no hubiera sido lo suficientemente fuerte como para soportarlo.



Quizá esta era la parte de mí que había salido a relucir con más intensidad en mi nueva vida. Como la compasión de Carlisle y la devoción de Esme. Quizá nunca sería capaz de hacer algo interesante o especial como Edward, Alice, y Jasper hacen. Quizá sólo amaría a Edward más que cualquiera en la historia del mundo hubiera amado a alguien.



Podía vivir con eso. Recordé partes de esto – enroscando mis dedos en su cabello, trazando líneas en su pecho – pero otras partes eran tan nuevas. Él era algo nuevo. Era una experiencia totalmente diferente, Edward besándome tan intrépidamente, tan energéticamente. Respondí a su intensidad, y de repente nos estábamos cayendo.

“Oops,” dije, y se rió debajo de mí. “No fue mi intensión irme encima de esa manera. ¿Estás bien?” Edward acarició mi rostro.

“Ligeramente mejor que bien” y luego una expresión perpleja cruzó su rostro. “¿J.E?” preguntó inciertamente, tratando de averiguar lo que yo quería más en ese momento. Una pregunta muy difícil de responder, porque quería tantas cosas al mismo tiempo.



Podía decir que él no estaba exactamente contrariado a aplazar nuestro retorno, y fue difícil pensar con su piel rozando la mía – no había mucho que quedara del vestido. Pero mi recuerdo de J.E, antes y después de su nacimiento, se volvía más y más como un sueño para mí. Más probable. Todos los recuerdos que tenía de el eran recuerdos humanos; un aura artificial los envolvía. Nada se veía real con estos ojos, nada se sentía real con estas manos.



Cada minuto, la realidad de aquel pequeño extraña se alejaba.“j.E,” asentí, perezosamente, y me puse sobre mis pies, levantándolo conmigo.

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Ed & Bell